Lo que veo en ti, también habla de mi

En la vida tenemos que conocer a muchas personas de todo tipo, en jerarquías diferentes, algunos serán familia, otros amigos, compañeros de trabajo, jefes y conocidos externos, pero al final de cuenta de todos ellos con los que nos topamos tenemos algo que aprender, y nosotros tenemos algo que enseñarles.

Esta es una ley de vida que no podemos evadir, todo es cíclico también, a lo mejor no tendremos conexión con esas personas por mucho tiempo, pero en ese breve espacio compartido, habremos aprendido lo necesario para seguir avanzando.

Las personas por naturaleza somos mensajeras y venimos a difundir ese mensaje a los que nos rodean, tú congruencia al hablar con lo qué haces, dejará más claro tu mensaje y ayudarás al otro a entender parte de su vida que desconocía.

No es coincidencia que con algunos hagamos clic y conectemos luego luego, eso se debe a que estamos en la misma frecuencia vibracional en tiempo real y hay otros con los que chocamos, no quiere decir que no vibremos igual, sino que estamos rechazando de nuestra vida, lo que ellos nos dejan ver a simple vista.

No es un proceso de ellos, es un proceso propio de aceptación, tal vez tardemos más estando ahí porque nos resistimos al aprendizaje o la enseñanza que pueda tener.

La soberbia no nos deja ver más allá de lo que nos está pidiendo el universo que cambiemos, el mal nunca está en el otro, siempre estará en la forma en la que nosotros vemos los actos del otro, se dice fácil pero es complicado entender que somos aprendices y maestros al mismo tiempo, que somos la causa y el efecto de lo que generamos.

No es fácil aceptar que otros sean nuestros espejos y más cuando sus actitudes nos irritan; negando con esto la información tan valiosa que pueden aportarnos, para conocernos y sanar esas heridas que llevamos cargando, solo hay que saber que " lo que no me gusta de ti, lo tendré que corregir en mi".

cargando, solo hay que saber que " lo que no me gusta de ti, lo tendré que corregir en mi".