El equipo que eliges, es proporcional a las victorias que deseas alcanzar.

¿Recuerdan cómo formábamos los equipos en nuestra infancia?, siempre elegíamos a los que creíamos más capaces de realizar las hazañas que requería el juego.

Lo mismo tendría que pasar al elegir a la pareja que estará con nosotros el resto de nuestra vida, finalmente seremos un equipo y trabajaremos por metas comunes.

Aunque las reglas de los juegos cambien, el equipo tiene objetivos siempre firmes, que es apoyar e impulsar al otro, si uno logra puntos en el juego final, ambos compartirán el triunfo.

Cada integrante tiene sus propias tareas que desarrollar, por ello es necesario crear una estrategia colectiva que las integre, además debe de existir un liderazgo con buena actitud para que motive constantemente a mantener la visión original.

Si tu pareja no potencializa tus aptitudes y explota tus habilidades, si no por el contrario minimiza tus esfuerzos y no te deja participar en las decisiones que sumaran logros, probablemente estés condicionado a frustrarte y con eso también el otro perderá.

En una relación afectiva se busca ganar - ganar, cuando ambos están dispuestos a hacer que la otra parte este realizada, será más fácil conseguir el apoyo y el impulso que necesitas para desarrollarte y alcanzar tus propios objetivos.

Que mejor muestra de amor, que una persona que se preocupa de ti, se alegra de tus victorias, comparte tus fracasos y te empuja a seguir intentándolo.

El equipo que eliges es proporcional a lo que estás dispuesto a entregar por él, no puedes elegir al mejor y tu entregar lo mínimo, si tu pareja tiene objetivos altos, siempre estarás condicionado a dar lo mejor de ti.

La mayor parte de las parejas duraderas, lo han logrado porque se han sometido a un proyecto común, se convirtieron en socios y no descansaran hasta lograr el triunfo juntos, la pareja que elijas será el aliciente que te incite a alcanzar el éxito.