Han escuchado alguna vez la frase "viaja antes de casarte" o "viaja antes de tener hijos", yo siempre la he escuchado y la verdad nunca tuve oportunidad de hacerlo antes.
Cuando eres estudiante no cuentas con los recursos suficientes para costearte un viaje y cuando ya te conviertes en Godín lo que no tienes es tiempo, o bueno al menos así me paso a mí, y vivía preocupada por no haber podido viajar.
Sin embargo, la vida me permitió hacerlo hasta que tuve familia y para mi sin duda es de las mejores experiencias que atesoro; amo viajar con ellos.
He notado que en cada viaje que hacemos los vínculos afectivos se estrechan, nos une de una manera muy significativa, porque lo que vemos y conocemos es nuevo y sorpresivo para todos, los niños se vuelven más conscientes y están alerta de cualquier situación, se vuelven más participativos y ordenados, además de que es puesta a prueba la tolerancia y resistencia de cada integrante.
Por muy cerca o lejos que sea el destino, no dejemos la oportunidad de viajar con nuestros hijos tal vez sea lo único que podamos darles, grandes recuerdos, creo que no hay nada más satisfactorio que ver en sus caritas la ilusión, la emoción, y la gratitud, a pesar de vivir en una época tan materialista, nada remplazará en sus memorias las anécdotas que se presentan en cada aventura.
Viajar tiene muchos beneficios:
• Reduce el estrés, ya que te saca de la rutina y te permite comenzar a disfrutar de las cosas más simples que te regala el lugar que visitas.
• Aumenta tu conocimiento, pues aprendes de otras culturas, costumbres y situaciones socioeconómicas.
• Abre tu mente, te permite adaptarte a los cambios, y te hace salir de tu zona de confort.
• Aumenta tu felicidad, esta es con la que me quedo, viajar siempre estará relacionado con el tema de la felicidad, por eso no lo vean como un gasto si no como la mejor inversión.
La próxima vez que decidas viajar no dudes tomar el combo de un viaje en familia ya que los beneficios serán para todos.