Nunca es tarde para empezar



Yo soy comunicóloga, cuando termine mi carrera y decidí comenzar a buscar trabajo, las puertas de los lugares parecían estar cerradas, porque para ser sincera estudié esta carrera pero me aterrorizaba estar frente a las cámaras, y pues obvio salí a buscar trabajo en algunos periódicos, revistas locales y radiodifusoras, pero no tuve suerte en ninguna de ellas, mientras tanto una tía muy generosa me dio la oportunidad de trabajaren su Estética, en lo que encontraba algún lugar donde colocarme profesionalmente.

pasaron varios años y yo no tenía respuesta, pero mi trabajo de auxiliar en estilismo me parecía perfecto, sin embargo como era de esperarse uno de mis mejores amigos atormentó mi cabeza diciéndome que si era eso para lo que había estudiado, entonces nuevamente entró en mi la necesidad de buscar nuevas oportunidades.

una tarde decidí encerrarme en mi cuarto y oré con tantas fuerzas pidiendo encontrar algo que tuviera relación con mi carrera, tenía los ojos cerrados pero un destello de luz muy fuerte me hizo perder la concentración y abrí mis ojos a media oración, al día siguiente al salir de trabajar recibí una llamada de una amiga que trabajaba en una televisora y me comentó que abrirían un casting para una nueva conductora, que si podía ir a hacerlo, algo dentro de mi sintió terror porque yo no deseaba trabajar en tv, pero otra parte de mi me trajo a memoria la oración del día anterior, y me quedó claro que era una respuesta.

tal vez ese era mi camino, me presenté al casting que por cierto yo sentí que los nervios me traicionaron de tal manera que jamás recibiría esa llamada… y así fue salí devastada de aquel lugar, me sentí nuevamente derrotada, nadie me hacía el menor comentario al respecto y aproximadamente al mes de haberlo hecho recibí una llamada, avisándome que estaba dentro, tenía trabajo y ahora si algo que tenía que ver con mi profesión, nervios, angustia y falta de sueño fueron los síntomas subsecuentes.

¿Cómo puede ser que detrás del miedo siempre se esconda una gran pasión? No lo puedo entender, pero que grande bendición haber aceptado a pesar de todo lo que mi mente intentaba boicotearme diariamente, era excesivamente exigente conmigo misma y no dejaba de bloquearme pues sentía que no era suficientemente buena, pero sin duda crecí y aprendí mucho de todos mis compañeros, y sobre todo descubrí una de mis más grandes virtudes y es por lo que hoy estoy aquí enfrentando un nuevo miedo, dejándome fluir a través de las letras, para compartirles que nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo y hacer lo que nos hace felices.


Si te sientes en parte identificado con esta historia, ten por seguro que muchas más tendrán que ver contigo, ¡si es así sígueme!